¿Cómo es la fatiga en la esclerosis
múltiple?
La fatiga es la sensación de falta de energía física y/o mental, que se experimenta como un agotamiento o cansancio. Es un síntoma muy común que discapacita enormemente a las personas que sufren esclerosis múltiple (EM).
La fatiga puede agravar otros síntomas de la EM, como los trastornos visuales, la dificultad para concentrarse y la pérdida de memoria, además de afectar la movilidad ralentizando los movimientos y agravar los espasmos musculares, lo que dificulta la capacidad de la persona para llevar a cabo sus actividades cotidianas.
Existen dos tipos de fatiga relacionadas con la EM: fatiga primaria y secundaria.
- Fatiga primaria: es el resultado directo del daño en el sistema nervioso central causado por la enfermedad. A su vez, existen diferentes tipologías de fatiga primaria:
– Lasitud: es un cansancio excesivo que no depende directamente de la realización de actividades o ejercicio físico.
– Fatiga neuromuscular: se produce en grupos musculares específicos, como los músculos de la mano después de escribir.
–Fatiga por sensibilidad al calor: el aumento de la temperatura corporal puede provocar fatiga. Puede ser el resultado de cambios climáticos estacionales o puede deberse a otros motivos, como por ejemplo: bañarse con agua muy caliente o comer alimentos calientes.
- Fatiga secundaria: está causada por factores que no están relacionados directamente con la EM, como los cambios en los patrones de sueño, infecciones, nivel de actividad física, consumo de ciertos medicamentos, etc.
Síntomas de la fatiga en la esclerosis
múltiple
La fatiga asociada a la EM se manifiesta de manera diferente en cada persona:
- Algunas personas la experimentan como un cansancio insoportable.
- En otras personas empeora los síntomas de la enfermedad, como los trastornos visuales, las dificultades para concentrarse, la pérdida de memoria, la ralentización de los movimientos y el agravamiento de los espasmos musculares.
En los casos de esclerosis múltiple, la fatiga puede afectar todas las actividades cotidianas, desde las más sencillas hasta las más complejas.
También puede tener un impacto negativo en las actividades significativas para la persona con EM, así como afectar la vida de sus amigos, familiares y círculo social más cercano.
Las personas con EM dicen que cuando están cansadas “no pueden divertirse, solo pueden hacer las cosas estrictamente necesarias”. También refieren que “la memoria me falla” o “me siento culpable porque debido a la fatiga puedo dar la impresión de que soy perezoso”. Estas afirmaciones demuestran que la fatiga tiene repercusiones a nivel psicológico, cognitivo, social y físico en las vidas de quienes padecen esclerosis múltiple.
¿A qué se debe la fatiga en la esclerosis
múltiple?
En la EM, la fatiga o el cansancio generalizado pueden tener diferentes causas:
- La fatiga primaria es el resultado directo del daño en el sistema nervioso central asociado a la EM.
– Lasitud: se trata de un estado de debilidad y cansancio significativo y generalizado sin haber realizado anteriormente ninguna actividad o ejercicio físico.
– Fatiga neuromuscular: es un estado de incapacidad física, mental u orgánica para seguir trabajando al mismo ritmo que antes. Se produce en grupos musculares específicos, como en los músculos de la mano después de escribir.
– Fatiga por sensibilidad al calor: es un estado de debilidad y cansancio generalizado y significativo debido a un aumento de la temperatura corporal que, en las personas sanas, no provocaría ningún problema. Puede estar causado por cambios climáticos estacionales o por otras razones, como bañarse con agua muy caliente o comer alimentos calientes.
- La fatiga secundaria puede desarrollarse como consecuencia de factores que no están relacionados directamente con los daños en el sistema nervioso (véase la Tabla 1), como por ejemplo:
– Trastornos del sueño: es la dificultad para conciliar el sueño, quedarse dormido o dormir bien (insomnio) que impide que la persona se sienta “como nueva” al despertarse por la mañana. Por lo general, se debe a que los síntomas de la EM, como el dolor, la necesidad de orinar durante la noche, la depresión, la ansiedad o la espasticidad, interrumpen el sueño.
– Infecciones: las cuales pueden causar síntomas como la fiebre que generan fatiga.
– Ejercicio físico: el incremento del esfuerzo físico dirigido a compensar los problemas de movilidad o coordinación puede causar fatiga.
– Depresión y ansiedad: los asuntos complicados pueden provocar un agotamiento físico y emocional, dando lugar a trastornos comunes en la EM como la depresión y la ansiedad. Si notas cambios en tu estado de ánimo o una pérdida de interés por las actividades que antes solías disfrutar, es importante que se lo menciones a tu médico.
– Medio ambiente: la cantidad de luz y la temperatura del hogar y el lugar donde trabajas son muy importantes. Si la luz es escasa, tendrás que esforzar más la vista y si hay calor, puedes experimentar más fatiga.
– Condiciones climáticas como un exceso de calor o un aumento de la temperatura: el calor hará que te sientas más cansado y la humedad puede agravar aún más los efectos del calor.
– Estrés: las personas con EM están expuestas a diferentes factores que le pueden causar un gran estrés, como por ejemplo: tener que lidiar con exigencias difíciles de afrontar, conflictos personales, interrupciones en su rutina, depresión, entre otras.
– Racionar mal la energía física: cuando realizas una tarea que demanda un esfuerzo físico, como practicar deporte o las labores domésticas, puedes cometer el error de consumir toda tu energía rápidamente. Los pacientes que sufren EM deben aprender a racionar su energía, de manera que realicen un esfuerzo gradual.
– Medicamentos: los efectos secundarios de muchos medicamentos pueden hacer que te sientas cansado o con sueño. Si crees que existe una relación entre la intensificación de la sensación de fatiga y un cambio reciente en los medicamentos, debes comentárselo a tu médico.
Es importante que lleves una lista de todos los medicamentos que consumes:
- Medicamentos recetados.
- Otros medicamentos que no requieren recetas, como la aspirina y el ibuprofeno, incluyendo los medicamentos para el resfriado, la gripe y las alergias.
- Medicamentos a base de hierbas o medicina alternativa.
- Vitaminas, minerales u otros suplementos dietéticos.
Cuando vayas al médico, lleva esa lista y asegúrate de mantenerla actualizada si cambias los medicamentos.
Tratamiento de la fatiga en la esclerosis múltiple
Los pacientes con EM suelen ser atendidos por un equipo multidisciplinario compuesto por médicos, enfermeros, psicólogos, logopedas, especialistas en rehabilitación y/o fisioterapeutas. Estos profesionales valorarán las diferentes opciones de tratamiento para encontrar la solución que mejor se adapte a tu situación.
No obstante, con fines meramente informativos, resumimos los tratamientos más comunes para la fatiga en los casos de EM:
- Tratamientos farmacológicos
– Es común que a las personas que experimentan fatiga primaria les prescriban un tratamiento farmacológico, el mismo que se usa para tratar la enfermedad de Parkinson, la gripe o la narcolepsia (somnolencia excesiva durante el día). Es probable que te receten amantadina o modafinil ya que ambos fármacos han demostrado su eficacia para aliviar la fatiga.
En los casos de fatiga secundaria, es importante enfocarse en las causas subyacentes, que generalmente suelen ser la depresión, ansiedad, infecciones, fiebre, etc.
- Tratamientos no medicamentosos
– Algunos cambios en tu rutina cotidiana, como dividir las tareas y distribuirlas a lo largo del día, así como alternar periodos de actividad y descanso, te pueden ayudar a aliviar la fatiga. Para realizar estos cambios, lo mejor es que cuentes con el apoyo de terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas, tu médico de cabecera, el neurólogo y/o enfermeros especializados en EM.
– El papel del terapeuta ocupacional consiste en organizar y adaptar las actividades diarias del paciente, de manera que este pueda realizarlas de forma eficiente, evitando malgastar mucha energía. Este profesional tendrá en cuenta tanto la fatiga asociada a la EM como el cansancio indirecto vinculado a la enfermedad.
Un terapeuta ocupacional podrá enseñarte técnicas prácticas y eficientes basadas en un plan personalizado que se ajuste a tus necesidades y patrones de energía, de modo que puedas crear tu propio programa para conservar la energía. Ese programa, cuyo objetivo es ayudarte a controlar la fatiga y mejorar tu calidad de vida, debe ser analizado por otros profesionales especializados en EM.
Referencias:
1. US National Multiple Sclerosis Society, MS symptoms. Consultado
http://www.nationalmssociety.org/Symptoms-Diagnosis/MS-Symptoms
2. Drs. M. Murie & E. Moral (2011): Espasticidad en esclerosis
múltiple, ISBN: 978-84-15198-27-7, Luzán 5, S.A., Madrid, España.
Esta información es de carácter general, no suplanta el consejo de un
profesional de la salud y no se debe usar para diagnosticar ninguna condición
médica.
Si necesitas asesoramiento específico,
consulta a tu médico, es el más indicado para resolver tus dudas y analizar tu estado de salud. Solo
un
profesional de la salud puede evaluar adecuadamente tu caso y determinar cuál es el mejor
tratamiento.